martes, 22 de marzo de 2011

EL CUERPO DE PECADO


Hola Bendecidos, Nuestro Padre nos decía que en ocasiones nuestro Cuerpo Carnal nos habla trayéndonos mentiritas de enfermedad, tristeza y dolor, pero el Apóstol Pablo decía: “para que este cuerpo de pecado sea destruido”. ¿Pero cómo destruirlo si está vivo? (Romanos 6:6-7) Por eso, Papi nos decía que este es un tema que sólo los alumbrados pueden entender. El Apóstol Pablo escribió en el Evangelio diciendo: “que los que hemos muerto con Él, hemos crucificado nuestro cuerpo” por eso es que JH decía que este es el cementerio CEG, porque hemos creído que estamos muertos a la carne gracias al sacrificio de Cristo en la Cruz. Debemos aprender a tratar con el cuerpo que nos trae pensamientos de enfermedad, no permitiendo que ese viejo hombre que está viciado con deseos engañosos se levante de su lápida y nos lleve a vivir en espejismos, como están viviendo los que se han ido de aquí. Todos aquellos que han partido del cuerpo (mueren) pasan a Ganancia, porque los despojan de ese cuerpo de humillación y pasan a la Gran nube de testigos. Ahora, para hacer morir en nosotros lo terrenal, es necesario establecer primero que el pecado fue quitado en la cruz, donde se consumaron los siglos (Hebreos 9:26).  Lo que no fue quitado fue el cuerpo, pero nuestro espíritu que es nuestra verdadera identidad, fue perfeccionado para siempre (Hebreos 10:14 y 15-17) y Él ya no se acuerda de que nosotros éramos pecadores. Todos los que nacen después de la Cruz nacen sin pecado y perfeccionados y JH y CEG son los únicos que honran la sangre de Cristo que fue derramada en la cruz, los demás blasfeman contra esa sangre. Por eso es que nos podemos ver muertos a la Carne, muertos al pecado, muertos a la ley y libres de la Condenación, ya que en la cruz fuimos circuncidados con circuncisión no echa a mano. Lo que registraba pecado en nosotros ya Él lo quitó (Colosenses 2:11) y aunque tenemos libertad para hacer lo que queramos, no lo hacemos porque entendemos que hay una ley que lo que el hombre siembra, eso también cosecha. De ahí que Pablo preguntaba: ¿Perseveraremos en el Pecado para que la Gracia abunde? (Romanos 6:1-3) en ninguna manera.  Porque ya estamos muertos al pecado y los que son alumbrados gobiernan sobre su cuerpo.  Por esa razón no debemos dejar a nuestro cuerpo hablar, siempre debemos poner nuestros ojos en las cosas de arriba, (mente) donde está escondida nuestra vida. Abba Padre!

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